lunes, 19 de agosto de 2013

(2) esperando

6 meses antes
Victoria de Durango 2 de julio de 2012

-          Dime ¿qué hacemos en este lugar?
-          Esperar

Efraín era el primero de su clase y el capitán del equipo de futbol soccer cuando estaba en la universidad, ahora era uno de los doctores mas reconocidos en México que vivía en la casa de su madre, y aunque le decía a otras personas que ella se había ido sin decir a donde ni si regresaría, la verdad pocos la conocían, uno de los desafortunados en saberla era Arturo quien estaba sentado en un sillón del lobby mientras Efraín conseguía dos Máster Suites en un hotel tradicional de la ciudad de Durango. Claro que Arturo sabía lo que realmente había pasado con la madre de su amigo, el era quien había cargado el cuerpo cuando todo pasó y quien había tenido que lavar el carro durante horas para que la sangre no se notara, pero era un tema del que ninguno de los dos hablaba. Efraín no era tan viejo como Arturo, tendría unos 33 años pero podría pasar fácilmente por un muchacho de 26, en especial por su cuerpo que parecía ser perfecto ademas de sus ojos de color azul, que contrastaba con su piel morena y su cabello oscuro. El no había tenido problemas para llegar a ser tan conocido, algunos decían que era un don natural, otros, que la suerte siempre brillaba de su lado la verdad, como siempre, nadie la conocía realmente. Además de su profesión Efraín disfrutaba de leer buenos libros, tomar buen café, practicar bueno sexo y hacer excelente brujería, nada que hoy en día un hombre con una posición tan importante como la de él no hiciera.

Después de unos minutos los dos hombres se encontraban  entrando a sus respectivas habitaciones. Efraín cerró la puerta, dejo su maleta sobre una de las camas matrimoniales que había en la habitación y se dejo caer en la otra, quedándose profundamente dormido antes de poder siquiera quitarse los zapatos. Por el contrario, Arturo había llegado a tirarse en la única cama que había en la habitación tamaño King size y como primer acto oficial como huésped prendió la televisión con cable, paso de canal en canal sin realmente ver nada y al final decidió dejarlo por la paz y pagarla  el hombre dio vueltas en su habitación una y otra vez pensando en su esposa y en sus dos hijos, de seguro  lo estarían odiando, o peor aun tal vez ni siquiera se acordarían de él después de 6 años de ausencia. Arturo nunca quiso dejarlos, pero si no lo hacia lo mas probable era que siguieran los pasos de la madre de Efraín y solo pensar en eso provocaba que dolieran los huesos y calara del del corazón a los pies. 

Arturo era un hombre de 52 años, nadie lo conocía, ni conocen su vida antes de los 27 y el nunca hablaba de ella. Su lugar de nacimiento, sus padres y su vida siempre fue un secreto para quien estuviera a su lado, incluso para su esposa Casandra, con la que se había casado dos días después de cumplir 30 años. Casandra conoció a Arturo cuando ella apenas había cumplido los 23, había ido con sus amigas a celebrar su cumpleaños y su graduación de la universidad, para Arturo todas parecían payasas promiscuas con tanto maquillaje y tan poca ropa, todas menos Casandra, la mujer llevaba un hermoso vestido corto de color caqui y un cinturón, medias y tacones negros, su cabello castaño oscuro largo y alborotado provocaba que sus ojos verdes brillaran entre las tenues luces del bar. Arturo platica a quien le pregunte que aunque la mujer lo había hipnotizado desde que la vio por primera vez hicieron falta 3 copas de whisky y 4 horas para que se acercara a hablar con ella. aunque en ese entonces Casandra se presumía de casta y conservadora, esa misma noche sin dudarlo dejo su anillo de virginidad olvidado en el baño del bar, justo a un lado del lavamanos. 

Arturo pensó en esa escena una y otra vez hasta que por fin pudo cerrar los ojos y caer profundamente dormido.     



Victoria de Durango 4 de julio de 2012

Efraín se despertó de la cama molesto y dispuesto a matar a quien estuviera del otro lado de la puerta tocando tan ruidosa e insistentemente. 
- que quieres - grito cuando vio a Arturo en el pasillo con una mueca de disgusto en su cara. 
- quiero irme, maldita sea - respondió aventando la puerta para entrar a la habitación de Efraín. 
Arturo vio la habitación del hombre y a todas las mujeres que posaban en el, una, dos, tres... cuatro contando a la que parecía inconsciente entre la sabanas. 
- ¿lo disfrutas? - Arturo volteo a ver a Efraín que había cerrado la puerta detrás de el y se disponía a acostarse en una de las camas junto con otras dos de las mujeres cuando su compañero lo detuvo y lo empujo a la pared. 
- si Arturito, disfruto mucho esto, ¿ahora puedes irte y dejarme seguir con mi diversión? 
Los ojos de Efraín inyectados de sangre por tanto alcohol y droga hacían parecer su mirada como las mismas puertas del infierno. Arturo soltó los hombros de su compañero y volteo a ver a las mujeres que muy apenas empezaban a darse cuenta de lo que estaba asando. 
- estoy arto de este lugar Efraín, si mañana no llegan, me largo.
de ser un hombre imponente y autoritario Efraín ahora se veía como un bufón 10 años mayor a su edad, aun asi recargado a la pared viendo como Arturo abría la puerta para irse y retomando su autoridad y su poder dijo. 
- ¿y a donde vas a ir?, ¿a tu hogar en Nuevo León  ¿acaso piensas que tu esposa y tus hijos te estarán esperando con los brazos abiertos y seras feliz de nuevo? - el hombre sonrió mostrando sus dientes y sus colmillos al igual que los gatos lo hacen frente a sus presas. - tu estas aquí porque no puedes estar en otro lugar, tu nos debes algo y debes de pagar la deuda. 
Efraín se endereso y sintiendose vencedor regerso a la cama dirijiendose a la mujer que parecia inconsente. 
- "ellos nos serviran"
Arturo escucho estas ultimas palabras y salio del cuarto azotando la puerta. 

domingo, 18 de agosto de 2013

(1) La carta

Ciudad de México 11 de Enero de 2013

- Mi madre se sentaba al lado de la ventana y miraba a la calle esperando a que mi padre llegara y algunas noches si lo hacía otras no, entonces mi madre me decía que la noche no tenia temperatura ni forma ni tiempo, que era como una puta, se adaptaba a cada cliente para sacarle lo que quisiera. Nunca entendí lo que me quería decir, tal vez ni siquiera ella lo entendía, pero lo recuerdo porque fue lo único que me decía sin gritarme. 

 Arturo llevaba unas copas de más y el joven que lo escuchaba del que ni siquiera sabía el nombre solo lo acompañaba por la gran suma de dinero que le había ofrecido por ayudarlo a escribir una carta, por lo que se limitaba a escuchar esperando desesperadamente el momento en que el viejo rico quisiera empezar la carta. 

- Sabes en realidad tampoco conocí muy bien a mi padre, o al menos a mi verdadero padre, el señor que estaba casado con mi madre era un alcohólico que había conseguido cuando yo tenía alrededor de unos 4 años. – Arturo vio la cara del joven que estaba sentado frente a el, después volteo a ver su gran estudio que le parecía desconocido en ese momento y al final fijo su vista en el vaso de Jack Daniel´s que tenía en su mano derecha – se que quieres empezar la carta para poder irte con tu dinero, pero te recuerdo que esta no será una carta corta, al contrario, espero que esa silla te parezca cómoda hijo, porque estarás en ella varias horas. 

- No tengo prisa por irme señor, aunque confieso que me extraña la cantidad de dinero por solo escribir una carta. 

El viejo rico sonrió y vio a los ojos del muchacho, parecía un bueno joven era por eso que lo había escogido a el entre todos los demás en aquel bar, no era necesario saber su nombre, lo ultimo que Arturo quería saber de alguien era su nombre. 

- Ya te lo he dicho, yo no soy muy bueno con las computadoras y esos aparatos que ahora todos ustedes conocen tan bien, además el dinero es lo de menos, solo quisiera que después de que escribas lo que te dicte, lo imprimas, lo borres, y lo olvides para siempre. Yo no se tu nombre y tu no sabrás el mío, entendido? 

El joven  asintió con la cabeza, estiro sus brazos y puso sus manos sobre el teclado de la computadora dando a entender que estaba listo.

Entonces Arturo comenzó. 

miércoles, 12 de junio de 2013

...y disfrutar del viento





El viendo golpeaba mi cara y me despeinaba, sabia que cuando detuviera el carro mi cabello seria todo un desastre, la única solución era no parar, al principio volteaba a mis lados y veía las casas pasar, luego fueron edificios de empresas, y al final solo pasto, verde y café a los lados de la carretera, ¿a donde iba?, a donde fuera seria mejor que de donde vengo.
Todo fue tan rápido después de descubrirlo en la cama con Sonia, sus cuerpos desnudos, las manos de Fabian sobre ella, acariciándola, besándola, exactamente como nunca lo había echo conmigo, pero el juro que me amaba, el me decía que no me dejaría ir jamas, que yo era la única niña de sus ojos, que siempre estaría a mi lado, y ahora imágenes en mi cabeza me atormentaban, rápidas imágenes de Sonia tapándose para que no la viera cuando entre al cuarto, de Fabian subiendo las manos para calmarme, de mi gritándoles a los dos y ahora estaba en mi mente los ojos de mi amado novio, sus manos sobre las mías llenándose de sangre sobre el cuchillo que le había clavado, su cuerpo perdiendo fueras y ganando peso sobre mis brazos, las lagrimas compensaban a surgir de nuevo, mis manos temblaban y la carretera comenzaba a verse borrosa.

Voltee al asiento de atrás, Sonia me miraba con cara seria.
- cálmate Gabriela, no puedo creer lo que isiste, prometiste que no volverías a matarlos antes de tiempo
-lo siento - susurre aun llorando - me encariñe demasiado, pensé que el no me engañaría.
Sonia volteo a ver la carretera dando fin a la conversación.
el viento arrancaba las lagrimas de mi y pensé en arrancar este sufrimiento así de fácil, acelere a pesar de las miradas de advertencia que veía de parte de Sonia, acelere y acelere mas hasta que voltee para caer por un acantilado.
mientras caíamos y escuchaba a mi cómplice gritar solo pensaba que tal vez esto era lo mejor, estaba arta de la vida que llevaba, estaba arta de lo que hacíamos, era tiempo de terminar y no existía otra forma, así que cerré los ojos y disfrute del viento  


Nesesidades

Tengo esta sensación... ni siquiera se si es real o solo es mi imaginación jugando conmigo, es esta extraña necesidad de hacerlo de nuevo, de sentir lo frió del metal, de sentir el ardor de la realidad y de lo que me rodea sobre mi piel, de recordarme a mi misma que lo que soy es mas que el sueño de algún loco incomprensible para nosotros, y que yo y mis acciones y todos mis sueños o lo que quedan de ellos no terminaran al igual que todas las demás en una tumba de estrellas. 
tengo esta extraña sensación, es una sensación que nadie mas parece entender, y me piden que la exprese, que la explique, que lo diga y parece que quieren que la grite pero es algo que no necesita ser dicho, menos ser explicado, es algo que entiendes o no lo haces, como amar, como odiar, como esta extraña sensación sin nombre que nadie mas parece identificar o sentir. necesito hacerlo, como los alcohólicos el alcohol, como los drogadictos la droga, ellos la necesitan para escapar de la realidad, tal vez la realidad los asusta, tal vez los hace sentir atrapados, pero por el contrario, al otro lado de la habitación existo yo, donde no puedo entrar en la realidad, donde las personas me dice y me piden y casi me suplican que me salga de  mi mundo y entienda este en el que vivo, pero no puedo aunque aveces me pregunto si es solo que no pueda o que no quiero, cualquiera de las dos formas, para mi es difícil sentir, saber que soy real que no me evaporare en un instante como parece que todos los demás lo hacen.Creo que mi necesidad puede ser un vicio, pero no es para sentirme bien, sino todo lo contrario, es para entrar en este mundo "real" donde parece no haber algo que no duela, es para recordarme que soy lo que los demás personas dicen que soy, humana, REAL, que no moriré dejando nada mas que un nombre en una lapida y buenos recuerdos en las mentes de personas que al igual que yo morirán.
Así que depende del lado que veas el cristal puede ser lo que seas, para ellos yo tengo un problema, ellos dicen que lo que hago no es bueno, que me lastimo y esta mal, y desde mi lado, también tengo un problema, pero es una gran desesperación por ver lo que todo el mundo parece ver, de sentir y de entender lo que ellos me suplican que entienda, pero lo que tenia para tener una pequeña idea de lo que me pedían también me lo quitan, así que comienzo donde antes... pero un poco peor

lunes, 3 de junio de 2013

Χάος; mi caos


Nuca podre entender esa facilidad que algunas personas tienen para dar consejos, palabras de aliento que te ayudan a pensar en lo que haces lo que eres y en lo que te convertirás, que realmente te ponen en perspectiva todo y te ayuda, y la razón por la que nunca podre entender a estas personas es que ellas suelen ser las que más problemas tienen, las que menos aplican sus consejos y aunque algunas veces son las que más sufren también son las que viven la felicidad sincera.
Yo puedo decir que era de esas personas, pero llego un momento en que me pedían consejos y no sabía que decir, me perdí completamente en un gran mar de palabras e ideas revueltas, ahora no había algún comentario decente o coherente dentro de mi cabeza que debiera o pudiera salir, todo estaba mezclado, y creo que podría ser por la forma en la que últimamente lo reprimo todo, si eso debe de ser, últimamente reprimo cada pequeña cosa que me pasa, no soy como antes, autónoma, sincera conmigo, real, ahora guardo todo los demonios que Vivian dentro de mí dejándolos pelearse unos con otros haciendo nada menos que un caos y dejo que una falsa, hermosa, imperfecta mascara me tape y deje ver un casi real yo, algo tan a punto de tocar la realidad de mi que incluso puede llegar a hacerme creer que así soy. 
Supongo que es difícil de entender, solo aquellas personas que han pasado por lo mismo pueden entenderlo, y es que ni siquiera los que pasan por esto ahora mismo lo entenderían, o tal vez sí, pero no lo aceptarían, quien querría aceptar que se ha traicionado a sí mismo y con ello a las personas que aman, ¿quién podría levantar la cara después de darse cuenta que cuando lo hagan solo mostraran una máscara que erróneamente pavoneaban de ser la más real de todos?, nadie, nadie quiere aceptar una realidad que duele, nadie quiere entender que se ha equivocado de esa forma.
 

Pero no nos desviemos del tema, antes había hablado del reprimir de las emociones, ¿Por qué lo hacemos?, bueno debe de ser por esa persistente necesidad de mejorar rápido, de regresar a la felicidad  de prisa y no solo por ti, sino por quien esperas que tú seas feliz, el momento que tenias único para ti, para entrar con tus secreto, para ahogarte entre la oscuridad de tus sombras se perdió, lo dejaste de lado por complacer a alguien mas con tu felicidad, ¿que si tengo un problema?, lo más posible es que si, tal vez no sea normal pero admito que extraño las noches de frio y soledad que llegaba a sentir, extraño el dolor en mi pecho que me hacia entender lo humana y real que soy, la sensación de soledad que traía consigo, a “ese” otro sentimiento tan único e indescriptible, extraño ese momento tan mío que solo yo podía entender, pero solo extraño el momento, porque el sentimiento jamás se va... 



jueves, 16 de febrero de 2012

22. Fin....


- No!
Escuche a Adrian gritar y lanzarme fuera de los brazos de Sedit, una de las plumas de sus alas rasguño mi cuello como un vidrio roto y cuando caí al suelo voltee para darme cuenta que Adrian abrazaba a Sedit, envolviéndose los dos con las alas cristalinas de Adrian, por primera vez el rostro sereno y burlesco del demonio pareció tener miedo, acto seguido, Sedit comenzó a desaparecer en neblina negra y Adrian en pequeñas y numerosas flamas que rápidamente se hicieron una con las sombras del demonio consumiéndose unas a otras hasta desaparecer tras un destello que cegó mis ojos un largo tiempo.
-Adrian?!
Lo llamé inútilmente aún con mis ojos encandilados, traté de ponerme de pie, entonces me
maree y caí inconciente en el suelo de aquella horrenda y desesperada escena.



Apenas tuve conciencia desperté buscando a Adrian, todo daba vueltas pero pude distinguir un colchón debajo de mí y una silueta femenina a mi lado.
Traté de ponerme de pie, noté que mi cuerpo entero dolía como si estuviera atada a miles de delgados hilos que estiraban mi piel, todos conectados a un punto, mi cuello.
La figura femenina se acercó y mi visión borrosa se fue aclarando, Lizeth, tuve miedo, trate de levantarme pero todo fue en vano, mi cabeza dolía e hizo que cayera indefensa sobre la cama.
- Tranquila, no pienso hacerte daño.
Su voz era de apenas una niña, "explícame" le rogué, pero entendí que no me escuchaba, porque mi boca no se movía.
- Descansa, tienes que recuperarte.
No quería hacerlo pero mi cuerpo callo rendido sin nada que pudiera hacer al respecto.



Desperté de nuevo, esta vez mas calmada y con la suficiente fuerza como para sentarme. Voltee a mi alrededor y encontré otra habitación del mismo hotel.
-Adrian?
-pensé que preguntarías por Sebastian.
Lizeth entraba por la puerta del baño, su ropa mas bien parecía lencería, su cabello rubio medio húmedo caía hasta su cintura y sus ojos acabados de pintar totalmente de negro me dierón a entender que acababa de salir de bañarse, ¿cuánto habría dormido?.
-¿Qué pasó?, ¿dónde esta Adrian?, ¿y Sebastian?, la policía había llegado....
-tranquila - me interrumpió cuando mi voz comenzaba a alterarse - tengo unos amigos en la policía, el periódico dirá que el asesino huyó - el asesino, ese era yo, todo lo decía calmada, como si todo fuera solo un juego, yo no podía creer que mi Sebastian estuviera muerto y no lo volvería a ver, y que yo tuve la culpa, cuando recordé la escena comencé a llorar en silencio, pero a ella no pareció importarle - encontré esto cuando te saque del cuarto.
Lizeth extendió a mi un cristal transparente, más brillante que el diamante, era hermoso,
entonces recordé que Adrian me empujó y raspó mi cuello, toqué la herida, ya había cicatrizado, tal vez ese cristal lo había causado.
-Supongo que es del ala del ángel con el que andabas, se puede decir que neutralizó la marca de Sedit - sonreí pensando en que lo hizo por mí - te estas tardando mucho en hablar así que te diré lo que se.

Lizeth era extrovertida y parecía cotorra mientras hablaba y me explicaba algunas cosas hasta innecesarias. Como lo presentí si formaba parte de la secta que Sedit lideraba pero con un propósito mas pervertido e iluso, su plan constaba en ganarse la confianza total de Sedit para vencerlo, no pude entender bien su absurdo y fantasioso plan, aún así tenía que admitir que me había ayudado demasiado, por un momento su optimista plática me hizo no darme cuenta de mi realidad. Calle la voz de Lizeth introduciéndome en mi interior, recordando las terribles y tormentosas escenas, entonces unas palabras de aquella niña me trajeron a la realidad "... Sedit no regresara... " debí de ser feliz, pero ¿y Adrian?"
Traté de escucharla pero mi mente me empujaba a un abismo profundo y obscuro en donde lo único que escuchaba eran los sollozos de Sebastian y el grito final de Adrian.

-¿Qué fue lo que pasó?
-Es lo que te he estado diciendo... Sedit era un demonio que...
-NO!! -callé a Lizeth y la vi a los ojos, esta vez entendí que mi mirada nunca mas volvería a ser la de una persona inocente o una mujer indefensa, ella lo comprendió.
-Adrian lo llevó al infierno, supongo que recuperó sus alas cuando quiso salvarte, esa piedra es una de sus alas, gracias a ella te quito la marca de Sedit, y Sebastian. El esta bien con su hermano, debió seguir a Dios.
Dios, hacia años no escuchaba esa palabra, ya no estaba segura de confiar en su existencia, al menos no en alguna religión, ahora no podía ver a ese ser supremo como mas que un humano a quien el mundo se le había salido de control, alguien mas humano y mas divino.
-¿Adrian regresará?
-No lo sé -confesó Lizeth - si él regresa será más probable que Sedit lo haga también, pero es seguro que puede verte.
No sabía que hacer, estaba en el punto donde empecé, pero ahora sin nada que buscar, quería ir por Adrian, traerlo y darle las gracias, pedirle perdón por estar enamorado de mí y no haberle hecho caso, por ser egoísta y egocéntrica.

Esa tarde Lizeth me contó todo lo que había vivido con Sedit, dónde lo había conocido, porqué y
cuándo. Traté de calmarme cuando me dijo que podríamos regresar a Adrian, y en ese momento no quería nada más que eso, regresarlo. Guardé la piedra, después la llevé con un tío de Lizeth, la persona de la cual no habría querido separarme ya, y convirtió aquel hermoso talismán en un collar que desde esa tarde colgaba en mi cuello sin descanso.

Cada vez que recordaba a Sebastian las lágrimas nublaban mi vista, llenaban mis ojos y hacían que calleran silenciosas gotas saladas, aún así sabía que él estaba bien, no habría deseado nada más que su felicidad.

Volví a mi casa después de meses, mis padres no preguntaron nada y mi hermano casi irreconocible me abrazó más fuerte que nadie, poco a poco mi vida fue regresando, con la que sería mi nueva mejor amiga, Lizeth.
Regresé a la universidad donde comencé a estudiar una licenciatura en letras españolas, y Lizeth que había terminado la preparatoria ese mismo semestre entró a filosofía el mismo año que yo.
Había solo un sueño por el que cada mañana despertaba y era el regresar a Adrian.

sábado, 4 de febrero de 2012

21.... Muerte

Desde el suelo medite lo que había pasado en los últimos meses y como mi vida había cambiado completamente, vi a Sebastian directo a los ojos y no encontré nada, Sedit había ganado, lo había destrozado completamente, mi Sebastian se había ido y no pude ayudarlo o despedirme. Después voltee con Adrian y vi que haría todo lo que le pidiera así muriera en ello, si es que podía morir, hace dos meses todo esto de ángeles y demonios me habría parecido una locura, ahora no sabía si podría superarlo.
- lo siento
Mi susurro alcanzo los oídos de Sebastian justo antes de que Adrian lo tomara por la espalda y tratara de quitarle el signo de nuevo, sabía que eso no funcionaria y sabía que solo podía hacer una cosa. Alcance un bolso que estaba tirado, supuse que sería el de Lizeth, y tomé la cosa puntiaguda y brillante que se asomaba de ella me levante y clave la pequeña estaca en el pecho de Sebastian, justo donde estaba el corazón, tal y como en la clase de cardiología me habían enseñado. Adrian lo soltó viéndome incredulamente y Sebastian cayó al suelo sin vida, me arrodille y lo voltee acostándolo sobre mis rodillas, saque la estaca y la vi detenidamente, parecía de plata y tenía una hermosa piedra roja sostenida por la boca de un demonio, claro, era obvio que Lizeth estaba del famoso "lado obscuro", deje caer ese pesado fierro a un lado y abrace a Sebastian sin poder verlo, como podía verlo si lo había matado.
Lloré desconsoladamente, mi búsqueda, mis ilusiones, mi vida, todo había terminado en ese momento, ¿cómo pude hacerlo?.
Adrian se arrodilló detrás de mi y acarició mi espalda tratando de consolarme.
-no se ira si no lo dejas ir.
-no quiero que se vaya - llore sin soltar el cuerpo de mi amado.
- esta mejor, más tranquilo ahora que Sedit no lo controla.
Tal vez tenia razón, pero ahora quería morir junto con él, dejar que mi alma dejara mi cuerpo como hice que Sebastian dejará el suyo, quería pedirle perdón, quería abrazarlo realmente y preguntarle si todo lo que había hecho estaba mal.
-su madre y su hermano lo esperan, déjalo - mi llanto paró y voltee a ver de nuevo a Adrian.
-¿dónde?, ¿dónde lo esperan? - no sabía si existía un cielo o un infierno, solo quería saber que estaría mejor que aquí.
- en un lugar mejor.
Las manos de Adrian recorrieron mis brazos hasta llegar hasta las mías y poco a poco me alejo del cuerpo de Sebastian, yo no podía dejar de verlo, lo había matado, tristemente la historia de mi vida había terminado.
Adrian me abrazó y yo lo abrace, esperaba cerrar los ojos y que al abrirlos aquello hubiera sido solo un sueño.
El silencio invadió el cuarto cuando mi llanto seso, las sirenas de las patrullas en la calle se escuchaban aturdiendo el silencio. Había olvidado donde estaba, en un hotel, con varias personas que pudieron escucharnos.
- realmente, todo un show
"no, por favor no" pensé escuchando esa voz que se había vuelto la melodía para una película de terror.
-fascinante, simplemente acaban de hacer una obra maravillosa, pero solo una pregunta -apreté más los ojos abrazando a Adrian - que harán con el cuerpo de Sebastian, Natalia lograra escapar de la policía ¡Es todo un misterio! - El demonio rió cinicamente y la marca en mi cuello ardió - ¡oh no!, ¿Natalia te duele algo?, ¿tal vez el cuello?, a si, olvide decirte que puede que estés maldita para siempre. Pero no te preocupes, simplemente sufrirás toda la eternidad.

-Suficiente! - gritó Adrian dejándome a un lado para poder quedar de pie frente a Sedit - al fin te tengo de frente, y créeme que lo que le has hecho a Natalia no quedara así.
Mire a los dos seres pelear, de nuevo unas enormes y cristalinas alas aparecieron en la espalda de Adrian, como las había visto aquella vez en el baño, pero esta vez mas brillantes, sabía que él no las sentía y Sedit no podía verlas, pero la luz se filtraba en ellas como en un diamante cambiando el sentido y los colores de la luz, haciéndome entender que no era solo una ilusión.
Adrian trató de golpear a Sedit pero su puño traspaso una neblina que parecía conformar el cuerpo del demonio.
-Soy indestuctible querido... intento de ángel, al contrario de ti, que todo te duele.
Sedit sonrió victoriosamente volteandome a ver, no entendí hasta ese momento que Adrian había venido por mí, y yo solo le había pedido ayuda para encontrar a Sebastian, y lo mucho que le dolía que no sabría amarlo como él me amaba a mí. Después, también vi las enormes heridas de los dientes y las uñas sebastian sobre el cuerpo de Adrian, suponía que ardían demasiado, aún así se mantenía de pie frente a Sedit con la frente en alto.
Me levante y camine con miedo pero decidida al lugar de la discusión, todo parecía ser por mí, pero no tenía tiempo de culparme y llorar, y más que nada lo que Sedit hacia no era personal, solo era una diversión, pero ahora podría devolverle el favor a Adrian después de todo lo que hizo por mí.
Entre un ángel y un demonio estaba Mi humano y débil cuerpo, recordé los anécdotas de Sebastian, cuando me contó que un demonio si era regresado al infierno contra su voluntad, tardaría siglos en salir de nuevo, entonces, no tenía idea de como hacerlo, pero sabía que tendría una posibilidad de detenerlo si lo hacia en el infierno.
-shuu -callé a Adrian cuando trató de hablar, sabía que mi ángel le habría dicho algo -confía - lo abrace y besé su mejilla - tus alas - susurre recordando el segundo día que estuve con él.
Voltee, abrace a Sedit (no podía negarlo su tacto seguía siendo lujurioso en cualquier circunstancia) y llegué a su oído.
-ganaste, llévame contigo a donde el fuego arde eternamente.
Sedit sonrió, y sentí su brazo rodar mi cintura cerré los ojos fuerte esperando desaparecer con él y sufrir para siempre.