sábado, 4 de febrero de 2012

21.... Muerte

Desde el suelo medite lo que había pasado en los últimos meses y como mi vida había cambiado completamente, vi a Sebastian directo a los ojos y no encontré nada, Sedit había ganado, lo había destrozado completamente, mi Sebastian se había ido y no pude ayudarlo o despedirme. Después voltee con Adrian y vi que haría todo lo que le pidiera así muriera en ello, si es que podía morir, hace dos meses todo esto de ángeles y demonios me habría parecido una locura, ahora no sabía si podría superarlo.
- lo siento
Mi susurro alcanzo los oídos de Sebastian justo antes de que Adrian lo tomara por la espalda y tratara de quitarle el signo de nuevo, sabía que eso no funcionaria y sabía que solo podía hacer una cosa. Alcance un bolso que estaba tirado, supuse que sería el de Lizeth, y tomé la cosa puntiaguda y brillante que se asomaba de ella me levante y clave la pequeña estaca en el pecho de Sebastian, justo donde estaba el corazón, tal y como en la clase de cardiología me habían enseñado. Adrian lo soltó viéndome incredulamente y Sebastian cayó al suelo sin vida, me arrodille y lo voltee acostándolo sobre mis rodillas, saque la estaca y la vi detenidamente, parecía de plata y tenía una hermosa piedra roja sostenida por la boca de un demonio, claro, era obvio que Lizeth estaba del famoso "lado obscuro", deje caer ese pesado fierro a un lado y abrace a Sebastian sin poder verlo, como podía verlo si lo había matado.
Lloré desconsoladamente, mi búsqueda, mis ilusiones, mi vida, todo había terminado en ese momento, ¿cómo pude hacerlo?.
Adrian se arrodilló detrás de mi y acarició mi espalda tratando de consolarme.
-no se ira si no lo dejas ir.
-no quiero que se vaya - llore sin soltar el cuerpo de mi amado.
- esta mejor, más tranquilo ahora que Sedit no lo controla.
Tal vez tenia razón, pero ahora quería morir junto con él, dejar que mi alma dejara mi cuerpo como hice que Sebastian dejará el suyo, quería pedirle perdón, quería abrazarlo realmente y preguntarle si todo lo que había hecho estaba mal.
-su madre y su hermano lo esperan, déjalo - mi llanto paró y voltee a ver de nuevo a Adrian.
-¿dónde?, ¿dónde lo esperan? - no sabía si existía un cielo o un infierno, solo quería saber que estaría mejor que aquí.
- en un lugar mejor.
Las manos de Adrian recorrieron mis brazos hasta llegar hasta las mías y poco a poco me alejo del cuerpo de Sebastian, yo no podía dejar de verlo, lo había matado, tristemente la historia de mi vida había terminado.
Adrian me abrazó y yo lo abrace, esperaba cerrar los ojos y que al abrirlos aquello hubiera sido solo un sueño.
El silencio invadió el cuarto cuando mi llanto seso, las sirenas de las patrullas en la calle se escuchaban aturdiendo el silencio. Había olvidado donde estaba, en un hotel, con varias personas que pudieron escucharnos.
- realmente, todo un show
"no, por favor no" pensé escuchando esa voz que se había vuelto la melodía para una película de terror.
-fascinante, simplemente acaban de hacer una obra maravillosa, pero solo una pregunta -apreté más los ojos abrazando a Adrian - que harán con el cuerpo de Sebastian, Natalia lograra escapar de la policía ¡Es todo un misterio! - El demonio rió cinicamente y la marca en mi cuello ardió - ¡oh no!, ¿Natalia te duele algo?, ¿tal vez el cuello?, a si, olvide decirte que puede que estés maldita para siempre. Pero no te preocupes, simplemente sufrirás toda la eternidad.

-Suficiente! - gritó Adrian dejándome a un lado para poder quedar de pie frente a Sedit - al fin te tengo de frente, y créeme que lo que le has hecho a Natalia no quedara así.
Mire a los dos seres pelear, de nuevo unas enormes y cristalinas alas aparecieron en la espalda de Adrian, como las había visto aquella vez en el baño, pero esta vez mas brillantes, sabía que él no las sentía y Sedit no podía verlas, pero la luz se filtraba en ellas como en un diamante cambiando el sentido y los colores de la luz, haciéndome entender que no era solo una ilusión.
Adrian trató de golpear a Sedit pero su puño traspaso una neblina que parecía conformar el cuerpo del demonio.
-Soy indestuctible querido... intento de ángel, al contrario de ti, que todo te duele.
Sedit sonrió victoriosamente volteandome a ver, no entendí hasta ese momento que Adrian había venido por mí, y yo solo le había pedido ayuda para encontrar a Sebastian, y lo mucho que le dolía que no sabría amarlo como él me amaba a mí. Después, también vi las enormes heridas de los dientes y las uñas sebastian sobre el cuerpo de Adrian, suponía que ardían demasiado, aún así se mantenía de pie frente a Sedit con la frente en alto.
Me levante y camine con miedo pero decidida al lugar de la discusión, todo parecía ser por mí, pero no tenía tiempo de culparme y llorar, y más que nada lo que Sedit hacia no era personal, solo era una diversión, pero ahora podría devolverle el favor a Adrian después de todo lo que hizo por mí.
Entre un ángel y un demonio estaba Mi humano y débil cuerpo, recordé los anécdotas de Sebastian, cuando me contó que un demonio si era regresado al infierno contra su voluntad, tardaría siglos en salir de nuevo, entonces, no tenía idea de como hacerlo, pero sabía que tendría una posibilidad de detenerlo si lo hacia en el infierno.
-shuu -callé a Adrian cuando trató de hablar, sabía que mi ángel le habría dicho algo -confía - lo abrace y besé su mejilla - tus alas - susurre recordando el segundo día que estuve con él.
Voltee, abrace a Sedit (no podía negarlo su tacto seguía siendo lujurioso en cualquier circunstancia) y llegué a su oído.
-ganaste, llévame contigo a donde el fuego arde eternamente.
Sedit sonrió, y sentí su brazo rodar mi cintura cerré los ojos fuerte esperando desaparecer con él y sufrir para siempre.

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