jueves, 16 de febrero de 2012

22. Fin....


- No!
Escuche a Adrian gritar y lanzarme fuera de los brazos de Sedit, una de las plumas de sus alas rasguño mi cuello como un vidrio roto y cuando caí al suelo voltee para darme cuenta que Adrian abrazaba a Sedit, envolviéndose los dos con las alas cristalinas de Adrian, por primera vez el rostro sereno y burlesco del demonio pareció tener miedo, acto seguido, Sedit comenzó a desaparecer en neblina negra y Adrian en pequeñas y numerosas flamas que rápidamente se hicieron una con las sombras del demonio consumiéndose unas a otras hasta desaparecer tras un destello que cegó mis ojos un largo tiempo.
-Adrian?!
Lo llamé inútilmente aún con mis ojos encandilados, traté de ponerme de pie, entonces me
maree y caí inconciente en el suelo de aquella horrenda y desesperada escena.



Apenas tuve conciencia desperté buscando a Adrian, todo daba vueltas pero pude distinguir un colchón debajo de mí y una silueta femenina a mi lado.
Traté de ponerme de pie, noté que mi cuerpo entero dolía como si estuviera atada a miles de delgados hilos que estiraban mi piel, todos conectados a un punto, mi cuello.
La figura femenina se acercó y mi visión borrosa se fue aclarando, Lizeth, tuve miedo, trate de levantarme pero todo fue en vano, mi cabeza dolía e hizo que cayera indefensa sobre la cama.
- Tranquila, no pienso hacerte daño.
Su voz era de apenas una niña, "explícame" le rogué, pero entendí que no me escuchaba, porque mi boca no se movía.
- Descansa, tienes que recuperarte.
No quería hacerlo pero mi cuerpo callo rendido sin nada que pudiera hacer al respecto.



Desperté de nuevo, esta vez mas calmada y con la suficiente fuerza como para sentarme. Voltee a mi alrededor y encontré otra habitación del mismo hotel.
-Adrian?
-pensé que preguntarías por Sebastian.
Lizeth entraba por la puerta del baño, su ropa mas bien parecía lencería, su cabello rubio medio húmedo caía hasta su cintura y sus ojos acabados de pintar totalmente de negro me dierón a entender que acababa de salir de bañarse, ¿cuánto habría dormido?.
-¿Qué pasó?, ¿dónde esta Adrian?, ¿y Sebastian?, la policía había llegado....
-tranquila - me interrumpió cuando mi voz comenzaba a alterarse - tengo unos amigos en la policía, el periódico dirá que el asesino huyó - el asesino, ese era yo, todo lo decía calmada, como si todo fuera solo un juego, yo no podía creer que mi Sebastian estuviera muerto y no lo volvería a ver, y que yo tuve la culpa, cuando recordé la escena comencé a llorar en silencio, pero a ella no pareció importarle - encontré esto cuando te saque del cuarto.
Lizeth extendió a mi un cristal transparente, más brillante que el diamante, era hermoso,
entonces recordé que Adrian me empujó y raspó mi cuello, toqué la herida, ya había cicatrizado, tal vez ese cristal lo había causado.
-Supongo que es del ala del ángel con el que andabas, se puede decir que neutralizó la marca de Sedit - sonreí pensando en que lo hizo por mí - te estas tardando mucho en hablar así que te diré lo que se.

Lizeth era extrovertida y parecía cotorra mientras hablaba y me explicaba algunas cosas hasta innecesarias. Como lo presentí si formaba parte de la secta que Sedit lideraba pero con un propósito mas pervertido e iluso, su plan constaba en ganarse la confianza total de Sedit para vencerlo, no pude entender bien su absurdo y fantasioso plan, aún así tenía que admitir que me había ayudado demasiado, por un momento su optimista plática me hizo no darme cuenta de mi realidad. Calle la voz de Lizeth introduciéndome en mi interior, recordando las terribles y tormentosas escenas, entonces unas palabras de aquella niña me trajeron a la realidad "... Sedit no regresara... " debí de ser feliz, pero ¿y Adrian?"
Traté de escucharla pero mi mente me empujaba a un abismo profundo y obscuro en donde lo único que escuchaba eran los sollozos de Sebastian y el grito final de Adrian.

-¿Qué fue lo que pasó?
-Es lo que te he estado diciendo... Sedit era un demonio que...
-NO!! -callé a Lizeth y la vi a los ojos, esta vez entendí que mi mirada nunca mas volvería a ser la de una persona inocente o una mujer indefensa, ella lo comprendió.
-Adrian lo llevó al infierno, supongo que recuperó sus alas cuando quiso salvarte, esa piedra es una de sus alas, gracias a ella te quito la marca de Sedit, y Sebastian. El esta bien con su hermano, debió seguir a Dios.
Dios, hacia años no escuchaba esa palabra, ya no estaba segura de confiar en su existencia, al menos no en alguna religión, ahora no podía ver a ese ser supremo como mas que un humano a quien el mundo se le había salido de control, alguien mas humano y mas divino.
-¿Adrian regresará?
-No lo sé -confesó Lizeth - si él regresa será más probable que Sedit lo haga también, pero es seguro que puede verte.
No sabía que hacer, estaba en el punto donde empecé, pero ahora sin nada que buscar, quería ir por Adrian, traerlo y darle las gracias, pedirle perdón por estar enamorado de mí y no haberle hecho caso, por ser egoísta y egocéntrica.

Esa tarde Lizeth me contó todo lo que había vivido con Sedit, dónde lo había conocido, porqué y
cuándo. Traté de calmarme cuando me dijo que podríamos regresar a Adrian, y en ese momento no quería nada más que eso, regresarlo. Guardé la piedra, después la llevé con un tío de Lizeth, la persona de la cual no habría querido separarme ya, y convirtió aquel hermoso talismán en un collar que desde esa tarde colgaba en mi cuello sin descanso.

Cada vez que recordaba a Sebastian las lágrimas nublaban mi vista, llenaban mis ojos y hacían que calleran silenciosas gotas saladas, aún así sabía que él estaba bien, no habría deseado nada más que su felicidad.

Volví a mi casa después de meses, mis padres no preguntaron nada y mi hermano casi irreconocible me abrazó más fuerte que nadie, poco a poco mi vida fue regresando, con la que sería mi nueva mejor amiga, Lizeth.
Regresé a la universidad donde comencé a estudiar una licenciatura en letras españolas, y Lizeth que había terminado la preparatoria ese mismo semestre entró a filosofía el mismo año que yo.
Había solo un sueño por el que cada mañana despertaba y era el regresar a Adrian.

sábado, 4 de febrero de 2012

21.... Muerte

Desde el suelo medite lo que había pasado en los últimos meses y como mi vida había cambiado completamente, vi a Sebastian directo a los ojos y no encontré nada, Sedit había ganado, lo había destrozado completamente, mi Sebastian se había ido y no pude ayudarlo o despedirme. Después voltee con Adrian y vi que haría todo lo que le pidiera así muriera en ello, si es que podía morir, hace dos meses todo esto de ángeles y demonios me habría parecido una locura, ahora no sabía si podría superarlo.
- lo siento
Mi susurro alcanzo los oídos de Sebastian justo antes de que Adrian lo tomara por la espalda y tratara de quitarle el signo de nuevo, sabía que eso no funcionaria y sabía que solo podía hacer una cosa. Alcance un bolso que estaba tirado, supuse que sería el de Lizeth, y tomé la cosa puntiaguda y brillante que se asomaba de ella me levante y clave la pequeña estaca en el pecho de Sebastian, justo donde estaba el corazón, tal y como en la clase de cardiología me habían enseñado. Adrian lo soltó viéndome incredulamente y Sebastian cayó al suelo sin vida, me arrodille y lo voltee acostándolo sobre mis rodillas, saque la estaca y la vi detenidamente, parecía de plata y tenía una hermosa piedra roja sostenida por la boca de un demonio, claro, era obvio que Lizeth estaba del famoso "lado obscuro", deje caer ese pesado fierro a un lado y abrace a Sebastian sin poder verlo, como podía verlo si lo había matado.
Lloré desconsoladamente, mi búsqueda, mis ilusiones, mi vida, todo había terminado en ese momento, ¿cómo pude hacerlo?.
Adrian se arrodilló detrás de mi y acarició mi espalda tratando de consolarme.
-no se ira si no lo dejas ir.
-no quiero que se vaya - llore sin soltar el cuerpo de mi amado.
- esta mejor, más tranquilo ahora que Sedit no lo controla.
Tal vez tenia razón, pero ahora quería morir junto con él, dejar que mi alma dejara mi cuerpo como hice que Sebastian dejará el suyo, quería pedirle perdón, quería abrazarlo realmente y preguntarle si todo lo que había hecho estaba mal.
-su madre y su hermano lo esperan, déjalo - mi llanto paró y voltee a ver de nuevo a Adrian.
-¿dónde?, ¿dónde lo esperan? - no sabía si existía un cielo o un infierno, solo quería saber que estaría mejor que aquí.
- en un lugar mejor.
Las manos de Adrian recorrieron mis brazos hasta llegar hasta las mías y poco a poco me alejo del cuerpo de Sebastian, yo no podía dejar de verlo, lo había matado, tristemente la historia de mi vida había terminado.
Adrian me abrazó y yo lo abrace, esperaba cerrar los ojos y que al abrirlos aquello hubiera sido solo un sueño.
El silencio invadió el cuarto cuando mi llanto seso, las sirenas de las patrullas en la calle se escuchaban aturdiendo el silencio. Había olvidado donde estaba, en un hotel, con varias personas que pudieron escucharnos.
- realmente, todo un show
"no, por favor no" pensé escuchando esa voz que se había vuelto la melodía para una película de terror.
-fascinante, simplemente acaban de hacer una obra maravillosa, pero solo una pregunta -apreté más los ojos abrazando a Adrian - que harán con el cuerpo de Sebastian, Natalia lograra escapar de la policía ¡Es todo un misterio! - El demonio rió cinicamente y la marca en mi cuello ardió - ¡oh no!, ¿Natalia te duele algo?, ¿tal vez el cuello?, a si, olvide decirte que puede que estés maldita para siempre. Pero no te preocupes, simplemente sufrirás toda la eternidad.

-Suficiente! - gritó Adrian dejándome a un lado para poder quedar de pie frente a Sedit - al fin te tengo de frente, y créeme que lo que le has hecho a Natalia no quedara así.
Mire a los dos seres pelear, de nuevo unas enormes y cristalinas alas aparecieron en la espalda de Adrian, como las había visto aquella vez en el baño, pero esta vez mas brillantes, sabía que él no las sentía y Sedit no podía verlas, pero la luz se filtraba en ellas como en un diamante cambiando el sentido y los colores de la luz, haciéndome entender que no era solo una ilusión.
Adrian trató de golpear a Sedit pero su puño traspaso una neblina que parecía conformar el cuerpo del demonio.
-Soy indestuctible querido... intento de ángel, al contrario de ti, que todo te duele.
Sedit sonrió victoriosamente volteandome a ver, no entendí hasta ese momento que Adrian había venido por mí, y yo solo le había pedido ayuda para encontrar a Sebastian, y lo mucho que le dolía que no sabría amarlo como él me amaba a mí. Después, también vi las enormes heridas de los dientes y las uñas sebastian sobre el cuerpo de Adrian, suponía que ardían demasiado, aún así se mantenía de pie frente a Sedit con la frente en alto.
Me levante y camine con miedo pero decidida al lugar de la discusión, todo parecía ser por mí, pero no tenía tiempo de culparme y llorar, y más que nada lo que Sedit hacia no era personal, solo era una diversión, pero ahora podría devolverle el favor a Adrian después de todo lo que hizo por mí.
Entre un ángel y un demonio estaba Mi humano y débil cuerpo, recordé los anécdotas de Sebastian, cuando me contó que un demonio si era regresado al infierno contra su voluntad, tardaría siglos en salir de nuevo, entonces, no tenía idea de como hacerlo, pero sabía que tendría una posibilidad de detenerlo si lo hacia en el infierno.
-shuu -callé a Adrian cuando trató de hablar, sabía que mi ángel le habría dicho algo -confía - lo abrace y besé su mejilla - tus alas - susurre recordando el segundo día que estuve con él.
Voltee, abrace a Sedit (no podía negarlo su tacto seguía siendo lujurioso en cualquier circunstancia) y llegué a su oído.
-ganaste, llévame contigo a donde el fuego arde eternamente.
Sedit sonrió, y sentí su brazo rodar mi cintura cerré los ojos fuerte esperando desaparecer con él y sufrir para siempre.