domingo, 22 de enero de 2012

20....

Se había quedado dormido, quise fantasear en que sus sueños eran lindos, que eran sobre algún recuerdo bueno de su vida, pero sabía que se había quedado dormido porque su mente era completamente buena y le daba gracias a quien fuera por que no tenía pesadillas.
Estaba en medio de su cuarto de hotel y él estaba acostado con su cabeza en mis piernas, se veía tan hermoso, ¿porqué Sedit le hacia eso?, Sedit.
-Sedit - aventuré a llamarlo - necesito verte.
-estoy detrás de ti - su voz hizo mi marca arder, era soportable y no hice ningún gesto- y ¿porqué me necesitas?, bueno es obvio que lo haces, no puedes vivir sin mí.
-es verdad, quien podría vivir sin ti - su juego me había cansado, ya no tenía porque discutir
-no juegues conmigo Natalia, se que me odias - apareció frente a mi entre sombras y acarició mi mejilla- cualquiera lo haría, pero tú, tu tienes - me miró con lujuria y saboreo sus labios, yo solo lo miraba con desprecio- eres tan deliciosa.
Desapareció y lo escuché detrás de mí, tal vez demasiado cerca para mí.
-no puedo negarlo, te deseo más que a otra humana - sentí una piel tersa y suave acariciar mi hombro y bajar por mi espalda - tu piel, tu inocencia - su mano regresó a mi cuello cada vez más rasposa y encontró mi marca.
-déjame en paz - proteste y traté de empujar su mano de mi hombro.
-¿por qué eres así conmigo?, yo solo quiero ayudarte, pero tú te aferras a tu noviecito débil y a ángeles que ni siquiera vuelan - su voz subió de tono, parecía enojado y se paró frente a mí - no sabes lo que quieres, y prefieres a cualquiera de ellos en vez de a mí.
No quise levantar la mirada, tenía miedo
-bien, entonces los eliminare uno a uno y será tu culpa
Desapareció entre sus habituales sombras y un sobrenatural viento demostrando su enojo, en cuanto él se fue la marca, que no me había dado cuenta, que Sebastian tenía hasta entonces comenzó a quemarle, veía como de su piel salía humo y casi parecía salir fuego, y él comenzó a quejarse y moverse, trate de despertarlo pero no lo lograba; no era la marca, lo que pasaba eran sus sueños, Sedit estaba en ellos, lo controlaban.
-¡Sebastian despierta!
Traté de gritarle , moverlo, comencé a llorar pensando que no podría hacer nada, lo abrace más fuerte que nunca y le hablé calmándolo, trataba de hacer lo imposible pero él solo lloraba y gritaba desesperadamente, su marca comenzó a sangrar y entonces entre la desesperación y el drama vi a Adrian parado en la puerta, estaba destrozada, no sabía que hacer si la persona que amaba moría, hincada y viéndolo solo pude hacer una cosa.
-ayudalo

Adrian me miró triste y pareció dar un paso atrás, pero se detuvo y cerró los ojos fuerte, tal vez rogando porque esto no estuviera pasando, volvió su mirada a mí y se acercó para besar mi frente.
-sal del cuarto
-pero no....
-que salgas! - gritó y viendo a Sebastian confié en Adrian y salí - regresa cuando no escuches nada, no antes.
Salí del cuarto y cerré la puerta tras de mi, no fue hasta que escuche que se cerraba completamente que Sebastian gritó más fuerte, y cada vez más desesperado, tal vez habían pasado segundos, pero yo sentí años y no pude soportar más, entonces abrí la puerta para saber que pasaba.
Adrian sobre Sebastian, sujetándolo de las muñecas para que no se resistiera estaba lamiendo una enorme herida donde antes había estado la enorme marca de Sedit; Adrian volteó a verme cuando escuchó la puerta golpear la pared me vio sin ninguna expresión y con sangre en su boca y su camisa. Traté de acercarme pero entonces noté que la marca de Sebastian volvía a aparecer quemandole, Adrian lo volvió a sujetar y arrancó la piel donde se formaba la extraña figura, entendí lo que Adrian hacia cuando vi que su saliva sanaba lentamente la herida con piel nueva y limpia, Sebastian despertó y al ver a Adrian sobre él y sentir aquel dolor lo empujó y se alejó de él.
-Eres tú - lo apuntó y retrocedió más llevándome con el hacia la puerta - el de mis sueños.
Por un momento no entendí lo que pasaba, hasta que la voz de Sedit se manifestó en una pequeña risita detrás de mi oído.
Detrás de él pude ver perfectamente regenerarse la marca de Sedit como una línea de dinamita en su piel desnuda debajo de la playera rasgada, Adrian se dio cuenta en cuanto vio mi cara y sin decirnos una palabra supe lo que su mirada quería decir y asentí.
Tenía que quitar la marca completamente, traté de sujetar a Sebastian pero me aventó en cuanto me sintió y caí al suelo.
- Natalia - me miró desilusionado, pensaría que lo habría traicionado, pero sus ojos ya no parecían los de él, eran negros y secos, pronto se convirtieron en unos ojos de enojo - estas con él.

19 SEBASTIAN: Recordando



Natalia lloraba desde el segundo piso de este nuevo invernadero, sus ojos estaban llenos de lagrimas, hacia tanto que no la veía, ¿qué hacia ahí?.
Dejé a Lizeth y corrí a la salida antes de que ella llegara, pero no iba sola, queriendo defenderla iba una persona, sabia que el tenía algo diferente, me miró con odio, pero después de lo que había hecho sufrir a Natalia cualquiera lo haría, aun así, no se que era y lo odiaba por estar con la persona que amaba pero sabía que con el estaría mejor.
No dude en decirle a Natalia que ahí la esperaría, y así fue, cuando decidió irse no pude dejar de verla, y cuando al fin la perdí de vista Lizeth se acercó a mi, con un nuevo sentimiento, el de angustia, que invadía mi pecho como una enredadera aferrándose a mi alma.

Le dije a Lizeth que se fuera, ella quiso besarme pero la detuve, entendí que todo lo que había hecho era lo que ella quería y en este momento estaba muy arrepentido. Le dije que se fuera y se fue, esperé sentado en la entrada hasta que cerraron el invernadero y mas tarde, había esperado hasta perder las esperanzas pero Natalia llegó justo cuando pensaba en irme y mis esperanzas por recuperarla regresaron, estaba frente a mi y quise tomarla, besarla y tenerla, pero tenía miedo. Me tomó las manos y pareció guiarlas exacto por donde quería. Todo pasó tan lento, pero ahora en mis recuerdos parecía todo fugaz, recuerdo abrazarla tocarla y besarla, pero en las imágenes que mi mente dejaba ver eso solo volaba sin ninguna coordinación y con una velocidad asombrosa, hasta el momento que se fue y me deje caer en la cama ante la culpa de contarle tantas cosas que la lastimaban al igual que a mi, pensé y me culpe hasta quedar dormido.

Desperté por una increíble incomodidad en mi pecho, algo que no me dejaba respirar, creí que Natalia estaba sobre mi pero antes de que pudiera formular una sonrisa la voz del ángel me susurró al oído "te dejó, jamas volverá" abrí los ojos y Lizeth estaba sobre mi sentada en mi pecho con una pierna a cada lado, su delgado y estructural cuerpo parecía pesar menos de lo que en verdad sentía, era demasiado lo que me asfixiaba traté de decirle que se quitara pero me interrumpió "escuchalo" me decía "el solo quiere decirte la verdad".
Lizeth se quitó de encima pero el peso en mi pecho parecía continuar, traté de levantarme pero me empujaban de nuevo a la cama, ¿dónde estaba Natalia? "se ha ido" me murmuraba el ángel. ya no quería escucharlo, ya lo había soportado demasiado quería que se fuera. "ella nunca te quiso está con alguien más ahora, tú sabes que así es mejor, ella es mi preferida, tu hermano y tu madre murieron, ¿porqué los de ella no, porqué sigue viva?" su voz me daba vueltas y vueltas en la cabeza, ya estaba harto de él ya no podía más, sabía que no era verdad que no era cierto, imágenes en mi cabeza fue lo siguiente, imágenes que mostraban a mi madre entre llamas, quemándose y un bulto entre sus brazos, era mi hermano, tenía la ropa de mi hermano pero era solo un cadáver, pudriéndose y deshaciéndose en los brazos de quien lo engendro, no soportaba esa imagen gritaba pero nadie me escuchaba, quería salvar a mi madre, quería correr de ahí, pero no podía moverme no podía cerrar los ojos y dejar de verlos porque todo estaba en mi cabeza, y mi madre me llamaba, me suplicaba con la voz tan desesperada como el día que murió, la escuchaba, sus lamentos lastimaban mis oídos y me hacían llorar, perdóname madre, perdóname. Ella pedía que fuera, que los salvara, me preguntaba porque los había olvidado, pero yo no los olvide le respondía, yo no podría olvidarlos.
"Ellos sufren por tu culpa, Natalia sufrió por tu culpa, todos sufren por tu culpa" ya no quería oírlos, ya, ya, alejen a ese ángel malvado de mi, porque hacia eso, de pronto mi padre apareció a los pies de mi madre, muerto, con animales rastreros e insectos diabólicos alimentándose de él, ¿qué has hecho? gritaba al ángel, ¿porqué lo haces?
Lizeth se arrodilló ante mi, me di cuenta entonces de que estaba tirado en el suelo agonizando y gritando como mi madre, prefería morir, si hubiera sentido mi cuerpo habría saltado de la ventana, me habría cortado las venas, me habría asfixiado con la almohada, entonces Lizeth acarició mi frente como una amante cariñosa sentí como limpiaba mi sudor con eso y me la besaba.
-todo terminara rápido
¿de qué estaba hablando?, ¿qué era lo que terminaría rápido?, ¿mi vida? ¿mi sufrimiento?, ¿el dolor?; ¿qué pasaría?, no podía pensar, no podía hablar.

-Sebastian
escuché la voz de Natalia, ¿dónde estaba?, ¿porqué no podía verla?, sentí una quemadura en el cuello y me retorcí por el dolor, al fin pude ver a Natalia, estaba frente a mí, mi cuerpo se tranquilizó y pude sentarme, quería morir, no me importaba lo que pasara esto era demasiado; ya no podía con esto.
Dejé que la completa obscuridad me invadiera y no supe mas de mí.