Se había quedado dormido, quise fantasear en que sus sueños eran lindos, que eran sobre algún recuerdo bueno de su vida, pero sabía que se había quedado dormido porque su mente era completamente buena y le daba gracias a quien fuera por que no tenía pesadillas.
Estaba en medio de su cuarto de hotel y él estaba acostado con su cabeza en mis piernas, se veía tan hermoso, ¿porqué Sedit le hacia eso?, Sedit.
-Sedit - aventuré a llamarlo - necesito verte.
-estoy detrás de ti - su voz hizo mi marca arder, era soportable y no hice ningún gesto- y ¿porqué me necesitas?, bueno es obvio que lo haces, no puedes vivir sin mí.
-es verdad, quien podría vivir sin ti - su juego me había cansado, ya no tenía porque discutir
-no juegues conmigo Natalia, se que me odias - apareció frente a mi entre sombras y acarició mi mejilla- cualquiera lo haría, pero tú, tu tienes - me miró con lujuria y saboreo sus labios, yo solo lo miraba con desprecio- eres tan deliciosa.
Desapareció y lo escuché detrás de mí, tal vez demasiado cerca para mí.
-no puedo negarlo, te deseo más que a otra humana - sentí una piel tersa y suave acariciar mi hombro y bajar por mi espalda - tu piel, tu inocencia - su mano regresó a mi cuello cada vez más rasposa y encontró mi marca.
-déjame en paz - proteste y traté de empujar su mano de mi hombro.
-¿por qué eres así conmigo?, yo solo quiero ayudarte, pero tú te aferras a tu noviecito débil y a ángeles que ni siquiera vuelan - su voz subió de tono, parecía enojado y se paró frente a mí - no sabes lo que quieres, y prefieres a cualquiera de ellos en vez de a mí.
No quise levantar la mirada, tenía miedo
-bien, entonces los eliminare uno a uno y será tu culpa
Desapareció entre sus habituales sombras y un sobrenatural viento demostrando su enojo, en cuanto él se fue la marca, que no me había dado cuenta, que Sebastian tenía hasta entonces comenzó a quemarle, veía como de su piel salía humo y casi parecía salir fuego, y él comenzó a quejarse y moverse, trate de despertarlo pero no lo lograba; no era la marca, lo que pasaba eran sus sueños, Sedit estaba en ellos, lo controlaban.
-¡Sebastian despierta!
Traté de gritarle , moverlo, comencé a llorar pensando que no podría hacer nada, lo abrace más fuerte que nunca y le hablé calmándolo, trataba de hacer lo imposible pero él solo lloraba y gritaba desesperadamente, su marca comenzó a sangrar y entonces entre la desesperación y el drama vi a Adrian parado en la puerta, estaba destrozada, no sabía que hacer si la persona que amaba moría, hincada y viéndolo solo pude hacer una cosa.
-ayudalo
Adrian me miró triste y pareció dar un paso atrás, pero se detuvo y cerró los ojos fuerte, tal vez rogando porque esto no estuviera pasando, volvió su mirada a mí y se acercó para besar mi frente.
-sal del cuarto
-pero no....
-que salgas! - gritó y viendo a Sebastian confié en Adrian y salí - regresa cuando no escuches nada, no antes.
Salí del cuarto y cerré la puerta tras de mi, no fue hasta que escuche que se cerraba completamente que Sebastian gritó más fuerte, y cada vez más desesperado, tal vez habían pasado segundos, pero yo sentí años y no pude soportar más, entonces abrí la puerta para saber que pasaba.
Adrian sobre Sebastian, sujetándolo de las muñecas para que no se resistiera estaba lamiendo una enorme herida donde antes había estado la enorme marca de Sedit; Adrian volteó a verme cuando escuchó la puerta golpear la pared me vio sin ninguna expresión y con sangre en su boca y su camisa. Traté de acercarme pero entonces noté que la marca de Sebastian volvía a aparecer quemandole, Adrian lo volvió a sujetar y arrancó la piel donde se formaba la extraña figura, entendí lo que Adrian hacia cuando vi que su saliva sanaba lentamente la herida con piel nueva y limpia, Sebastian despertó y al ver a Adrian sobre él y sentir aquel dolor lo empujó y se alejó de él.
-Eres tú - lo apuntó y retrocedió más llevándome con el hacia la puerta - el de mis sueños.
Por un momento no entendí lo que pasaba, hasta que la voz de Sedit se manifestó en una pequeña risita detrás de mi oído.
Detrás de él pude ver perfectamente regenerarse la marca de Sedit como una línea de dinamita en su piel desnuda debajo de la playera rasgada, Adrian se dio cuenta en cuanto vio mi cara y sin decirnos una palabra supe lo que su mirada quería decir y asentí.
Tenía que quitar la marca completamente, traté de sujetar a Sebastian pero me aventó en cuanto me sintió y caí al suelo.
- Natalia - me miró desilusionado, pensaría que lo habría traicionado, pero sus ojos ya no parecían los de él, eran negros y secos, pronto se convirtieron en unos ojos de enojo - estas con él.